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Posts Tagged ‘Recursos Humanos’

Vinculando personas a los objetivos finales de la empresa


despido2Hace unos días se reunían un grupo de directivos de RRHH para hablar sobre cómo incentivan a sus empleados. Sarah Harmon, Head of Spain & Portugal, Linkedln Talent Solutions, afirmó que sólo un 13% de los empleados a nivel mundial están comprometidos con sus organizaciones, pero esto puede cambiar si las empresas son capaces de incrementar el compromiso de sus empleados con un buen programa de motivación.

Cada vez es más necesario que la empresa escuche lo que sus empleados necesitan y anhelan para que se produzca un vínculo sólido entre éstos y la empresa. Políticas de conciliación familiar y laboral, flexibilidad horaria, política de beneficios sociales, son algunas de las fórmulas que pueden servir al área de RRHH para conseguir empleados comprometidos.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo, en su artículo Causas de desvinculación entre la empresa y la persona, afirma que «las personas que acogen al ser humano que entra nuevo en la organización, también se generan unas expectativas y una idea sobre su trabajo y adaptación en la compañía. Poco a poco van descubriendo si lo que pensaban se cumple o sin embargo se va generando un ambiente poco propicio para esa persona.»

La plantilla necesita sentirse apoyada por el área de RRHH para obtener mejor y mayor productividad. Es necesario que los empleados encuentren el sentido de lo qué hacen, el cómo, el por qué y el para qué lo hacen; así se dan cuenta de su contribución personal a la consecución de los objetivos finales.

El área de RRHH ha de contagiar entusiasmo, establecer canales donde fluya la comunicación, diseñar políticas orientadas al reconocimiento de los empleados, y, sobretodo, motivar para comprometer a su cliente interno: el capital humano.

Sólo cuando los empleados sienten como suya la empresa y van todos a una, se consiguen resultados extraordinarios que se reflejan en el aumento de los índices de productividad, eficacia, eficiencia y excelencia. En definitiva, la empresa tiene el privilegio de contar con un equipo que hará historia.

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Saludos cordiales.

El mundo de las expectativas y su gestión


SONY DSCEstá claro que las personas tenemos y muchas veces nos movemos con expectativas de conseguir un resultado concreto.

Las expectativas también están presentes en el seno de las organizaciones  y son los responsables del capital humano los que han de saber cómo se gestionan para que éstas se conviertan en una motivación extra y no en situaciones frustrantes.

Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez en su artículo “La trampa de las expectativas» nos recuerda que “nos esforzamos permanentemente en ajustar el mundo a nuestros pensamientos de cómo “debería” ser, en lugar de adaptarnos nosotros a las situaciones. Es ridículo este desgaste de energía que no conduce a nada, excepto a la frustración.”

Cada persona ha de conocer el valor que aporta a la empresa y cómo lo puede optimizar para que su expectativa y la de la organización coincidan. En muchas ocasiones, la expectativa de los empleados es demasiado alta respecto de la actuación de la empresa  en una cuestión particular por lo que en el momento que ésta no cumple con aquello que habían previsto se sienten decepcionados. O al revés, la empresa tenía una determinada expectativa sobre su personal y finalmente éste no la cumple.

Para evitar decepción es importante que exista una comunicación sincera, fluida y transparente que garantice que las personas hablan y comprenden que expectativas tiene cada cual  en los planes de desarrollo, las mejoras salariales, los beneficios sociales, entre otras, para llegar a un consenso que les permita hacerlas realidad.

Las expectativas han de ser realistas y asumibles, de lo contrario, su consecución no es posible y lo peor es que actúa en contra de la motivación y el compromiso que pueda tener la plantilla respecto de la empresa.

Según el diccionario expectativa se define como la “ esperanza de realizar o conseguir algo” por lo que sería bueno que los responsables del capital humano en las empresas trabajasen con la esperanza de conseguir plantillas motivadas y comprometidas que crean en las personas y en el valor añadido que aportan.

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La urgencia de disponer políticas retributivas equitativas en las organizaciones


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Los datos hablan por sí solos: en un informe del Foro Económico Mundial sobre crecimiento inclusivo y desarrollo en el que se analizan 112 economías mundiales se afirma que España es una de las economías desarrolladas con peores indicadores sobre desigualdad social ya que existe una alta tasa de desempleo así como una falta de acceso en igualdad a la educación.

Asimismo hace unos días podíamos leer que España se sitúa entre los países europeos donde más ha aumentado la desigualdad de ingresos y el número de personas pobres y en riesgo de exclusión, pasando del puesto 15º al 4º de los países europeos con mayor desigualdad; así lo afirma  Oxfam en su informe “Europa para la mayoría, no para unos pocos”.

Esta semana nuestro colaborador Roberto Luna, en su artículo “¿Mayores ingresos, igualdad- felicidad?, cuestionando la paradoja de Easterlin”,  afirma que la desigualdad ha provocado que las necesidades básicas no estén cubiertas en muchos individuos. Y la polarización social es uno de los viejos fantasmas que de nuevo está apareciendo en nuestras economías.

Hace un par de días el secretario de Estado de Empleo, Juan Pablo Riesgo afirmó que el factor diferencial de España no estará en los «salarios bajos», sino en el «talento».

Y quizá sus palabras estén en lo cierto si tenemos en cuenta los resultados del último informe llevado a cabo por una empresa de trabajo temporal de reconocido prestigio en nuestro país en el que se afirma que el 27 % de las compañías ha mejorado las condiciones económicas de sus trabajadores durante el 2015, frente a un 7 % de ellas que han llevado a cabo recortes en los salarios.

Está claro que las políticas retributivas son  una asignatura pendiente que han de saber trabajar los responsables del talento humano en las organizaciones, si quieren que éstas sean cada vez más competitivas y productivas. Además, no han de olvidar que el salario sea dinero de forma exclusiva, sino que existen otras fórmulas de retribución que permiten que  la plantilla se sienta comprometida con la empresa.

Hay mucho trabajo por hacer, así que va siendo hora de ponerse manos a la obra si queremos evitar la fuga del talento.

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Los conflictos y el diálogo


enfrentamientoPara aquellas personas que diariamente tenemos la costumbre de leer la prensa sabemos que vamos a encontrar entre sus páginas historias de y entre personas donde el conflicto suele ser una constante. El conflicto es algo inherente en las personas y eso no es negativo, si pensamos que éste puede ser una oportunidad para el diálogo, el entendimiento y el consenso.

Hace pocos días nos ha dejado el primer presidente de un gobierno democrático en España, Adolfo Suárez, qué supo como nadie lidiar los conflictos con dos herramientas imprescindibles: el diálogo y el consenso. Además supo conducir con maestría inexperta, ya que apenas contaba con 43 años, pero con una incombustible vocación de servicio, uno de los periodos más difíciles de la historia más reciente de España: la transición a la democracia.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo en su artículo Gestión de Conflictos nos habla de cómo » la productividad, la implicación, la motivación y finalmente el despido o bien la perdida de talento no deseado depende en gran parte de cómo se pueden gestionar estas situaciones. Generar un Manual de Gestión de Conflictos al que se pueda acudir y que forme parte de los Valores y de la Cultura de la organización sería algo que evitaría muchas situaciones desagradables y finalmente los altos costes que supone un conflicto para toda la organización y la erosión de la motivación de las personas.»

Hoy día es necesario que los responsables del talento sepan comprender que los conflictos que se suceden en las empresas son, principalmente por una falta de comunicación clara, fluida y coherente en la que los agentes implicados desconocen las necesidades unos de los otros y provocan incertidumbre, desmotivación y falta de compromiso.

Hemos de saber cambiar la connotación negativa que hemos asignado injustamente al conflicto para entender que éste es una invitación para mejorar la capacidad comunicativa y mediadora de las personas. Se trata de no imponer criterios sino consensuar decisiones pactadas.

La buena salud de una empresa no solamente se refleja en un balance de cuentas saneados sino en el compromiso que ésta adopta frente a su capital humano.

Acabo parafraseando las acertadas palabras con las que acababa uno de sus discursos el presidente Suárez que pueden servir de guía e inspiración a todas y cada una de las empresas que tienen la valentía de seguir creyendo en las personas:

«y permitidme para terminar que recuerde los versos de un autor español:

«Está el hoy abierto al mañana
mañana al infinito
Hombres de España:
Ni el pasado ha muerto
Ni está el mañana ni el ayer escritos.»

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Pedir ayuda


sufrir-en-silencioParece ser que hoy en día eso de pedir ayuda no está bien visto porque nos han hecho creer que esa actitud es una muestra de debilidad y, por lo tanto, inadmisible si queremos que nuestra imagen poderosa no se vea afectada por ello.

Esta afirmación resulta cuestionable ya que si pensamos, más bien poco, nos damos cuenta que las personas no somos islas sino seres sociales que necesitamos unos de los otros para poder avanzar y aprender a lo largo de nuestras vidas.

Sin embargo, estamos insertos en una sociedad en la que la participación y cooperación son todavía visiones utópicas de un presente construido desde y para la competencia.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo en su artículo Sufrir en silencio nos recuerda la importancia que tiene el hecho de solicitar ayuda no solamente en el ámbito laboral sino en cualquier ámbito de nuestras vidas. Según sus palabras » Nadie somos superhéroes ni podemos con todo. Si estamos sufriendo por algo debemos hablar con alguien, arrojarlo y soltarlo al exterior y solicitar ayuda. El «yo puedo con todo» ha supuesto muchas catástrofes en la historia de la humanidad.»

Hace unos días nos dejaba un artista universal, Paco de Lucía, que supo ser el mejor embajador del flamenco de todos los tiempos porque supo ganarse el respeto y la admiración de todo el mundo mostrando su sensibilidad, gracias al sonido inigualable e irrepetible que arrancaba de su guitarra, a pesar de las dificultades que encontró por el camino.

Un Maestro nacido en una humilde familia de Algeciras que gracias al providencial regalo de una guitarra que le hizo un tío suyo cuando contaba con 11 años aprendió que la música podía ser el mejor reclamo para pedir ayuda y mejorar la existencia de los suyos.

Pedir ayuda es reconocer el valor que los demás me pueden dar para ser todos mejores. Pedir ayuda significa no estar solo es sentir que todos formamos parte de un equipo. Pedir ayuda es un acto de valentía inteligente que ya va siendo hora que incorporemos en el listado de valores que deberían presidir en las organizaciones de las que formamos parte. Una excelente lección de liderazgo, ¿no les parece?

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Tanteando la motivación de los jóvenes por su futuro laboral


talent-attitudeHace pocos días tuve la oportunidad de compartir una clase con un grupo de jóvenes universitarios en la que hablamos de la importancia que tiene el clima laboral, máxime cuando el ambiente en el que se desarrolla es tan incierto como en el que hoy nos encontramos.

Más allá del tema que nos ocupaba discutimos otros temas entre los que destacó sus expectativas laborales, teniendo en cuenta que Eurostat situó hace poco a España a la cabeza de Europa en paro juvenil.

Ellos saben perfectamente que el futuro que les espera no parece prometedor, sin embargo la mayoría se preparan en idiomas por si deciden marcharse fuera del país para buscarse la vida.

Nuestro colaborador Roberto Luna dedica su artículo Con el talento por sombrero: jóvenes a la deriva a los miles de jóvenes que se están yendo «a hacer las américas» y que ni siquiera tuvieron opción. Esos jóvenes que se llevan el talento por sombrero y que espero un día puedan usar, pues todos merecemos el respeto y la dignidad humana de trabajar con nuestro talento.

Por mi experiencia docente, he impartido y compartido clases con muchas personas jóvenes y con algunas de ellas mantengo el contacto como es el caso de una persona que supo desde su tierna infancia que los idiomas abrían una infinita gama de oportunidades y decidió estudiar inglés y alemán, que le han ayudado a conseguir un excelente puesto directivo en una prestigiosa multinacional suiza.

Pero también tengo el caso de otra persona que a pesar de todo su potencial decidió quedarse en España y seguir al frente de su negocio que ha sabido reinventar para seguir adelante con el esfuerzo, la ilusión y perseverancia que son sus signos de su marca personal.

El 22 de enero tenía lugar el Foro Económico de Davos que abordó, entre otras cuestiones, el elevado desempleo juvenil. Esperemos que no sea otra oportunidad perdida sino un compromiso real para que presidentes, consejeros delegados y directivos empresariales junto con políticos y expertos en materia económica diseñen las estrategias para cambiar un panorama laboral que niega la entrada al valioso talento de nuestros jóvenes y vapulea el talento del resto de empleados.

De esta forma, los Responsables del talento en las organizaciones liderarán políticas que generen confianza y compromiso para un mejor clima laboral basado en el respecto, cuidado y motivación con y para las personas sin el menoscabo de sus derechos laborales y beneficios sociales empresariales.

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In memoriam: Nelson Mandela un líder con principios


charleschaplinHace pocos días el mundo se quedaba huérfano porque fallecía el hombre de la eterna sonrisa amable a pesar de haber consumido un cuarto de su vida en una cárcel de escasamente cuatro metros, por el único delito de luchar contra el régimen de segregación racial y por apadrinar la democracia en su país.

La voluntad de seguir adelante a pesar de las dificultades, el respeto y cariño que mostraba hacia las personas, la coherencia entre sus palabras y acciones, la clarividencia de su pensamiento, la generosidad de su espíritu, en el que no tenía cabida ninguna clase de rencor, fueron, sin lugar a dudas, lo que hicieron de él un líder en el que deberíamos inspirarnos los profesionales que tenemos la enorme responsabilidad de gestionar el talento de las personas.

Él sabía mejor que nadie que era más que 466/64 era ‘Rolihlala’, su nombre de nacimiento; ‘Nelson’, apodo escolar; ‘Madiba’, por el clan; ‘Tata’, padre de la democracia; ‘Khulu’, el abuelo y ‘Dalibhunga’, primer nombre adulto. En cuatro palabras: un líder con principios.

Como gran estratega y con un sentido común certero, entendió que el deporte podía ser la mejor herramienta estratégica para unir a personas de distintas razas enfrentadas por ideas irracionales, impregnadas de una intolerancia intolerable y sin sentido. De esa manera sentó las bases de un futuro mejor basado en el respeto y la integración. De hecho fue en 1993 cuando le concedieron el Premio Nobel de la Paz por su infatigable lucha contra el apartheid dentro y fuera de su país.

En los tiempos que corren podemos pensar que es mejor no pensar en el futuro ya que parece no ser demasiado positivo, sin embargo esta semana nuestro colaborador Roberto Luna en su artículo El futuro del trabajo. Retos y oportunidades nos anima diciendo que «La cuestión es si somos capaces de reinventar de nuevo este futuro sin añorar nuestros sueños y proyecciones de hace unos años. Al fin y al cabo, el futuro siempre está en el aire, pero también depende de todos nosotros.»

Finalizo con unas palabras de Mandela: «Debemos usar el tiempo sabiamente y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien».

Gracias por mostrarnos con tu ejemplo que la tolerancia, el respeto y la libertad son una conquista a la que no podemos renunciar.

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La huella de los triquis


coaching-para-recuperar-la-ilusion-en-el-trabajoBuceando en la negativa actualidad que parece haberse convertido norma desde que empezara la crisis, me encuentro con una noticia que llama la atención porque sus protagonistas son niños de tan solo 11 años que han hecho posible una gran hazaña: ganar los seis partidos que jugaron en el Cuarto Festival Internacional de Minibásquetbol en la ciudad argentina de Córdoba.

Esta noticia podría ser considerada de poco interés mediático, pero la que la convierte en extraordinaria es que estos niños son parte de un programa creado hace tres años por un ex jugador mexicano de básquetbol, Sergio Zúñiga, para formar buenos jugadores y también superar su situación de marginación. Eso es lo que convierte a estos pequeños en verdaderos héroes porque la mayoría juegan descalzos porque para sus familias el calzado deportivo es un lujo impensable de costear.

Cuando le preguntaron a Zúñiga cómo explicaba el porqué de la gran hazaña dijo que «Para triunfar en la vida no necesitas de grandes equipamientos ni necesitas de toda una vestimenta única… cuando juegas con corazón, con lo que vienes y estás dispuesto a hacer, los resultados se consiguen».

Precisamente esta semana nuestro colaborador Ángel Largo en su artículo Ilusión en el trabajo, nos habla de que nos ilusionamos cuando cambiamos porque «el Cambio genera Ilusión. Si seguimos haciendo las cosas de la misma manera vamos obtener los mismos resultados. El Cambio es la Clave para poder generar Optimismo en las organizaciones.»

Si estos niños creyeron en lo imposible y no se dejaron influenciar por un contexto hostil no podemos tener esa misma actitud de superación y optimismo renovado para encontrar nuevas vías de entendimiento, diálogo y motivación en las organizaciones, apostando decididamente por nuestro capital humano.

Hemos de reinventar el sistema pensando políticas económicas que apuesten por compartir y no competir, buscando el bien común y no el propio de unos pocos, luchando para que diariamente le ganemos la batalla a la creciente desigualdad que padece nuestra sociedad.

Apuesto por un espíritu «TRIQUI»: T(Talento), R(Robustez en valores), I (Ilusión), Q (Quality- Calidad de trabajo), U (hUmanidad) e I (Inspiración)

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Cuando perdemos la ilusión


mundo conectadoLa crisis no puede ser una excusa para descuidar algo tan importante y valioso en las empresas como es la motivación del capital humano ya que de esta forma conseguiremos su compromiso, su lealtad y su mejor productividad. Solamente es cuestión de cambiar el enfoque y de voluntad.

Sabemos que vivimos tiempos difíciles en las empresas, pero ese debe ser el impulso que necesitan los departamentos de RRHH para poner en marcha políticas y estrategias que garanticen el bienestar emocional de los empleados y que pasan por eliminar el miedo a la pérdida del trabajo y estableciendo un modelo de comunicación transparente.

Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez en su artículo El divorcio emocional con la empresa afirma que Las empresas que realmente han entendido que su sostenibilidad y crecimiento depende de su valor más preciado: el capital humano y su talento, continúan apostando por la formación, la responsabilidad social, la conciliación y el salario emocional.

Es necesario encontrar los principios de una gestión que tenga como punto de partida y de llegada al capital humano de la organización, sin utilizarlo como mero recurso de «usar y tirar» como sucede en los momentos actuales, sino como principal activo para que se convierta en el motor del cambio.

La calidad de las relaciones que establecemos con otras personas depende de cómo sabemos estar a la altura de las circunstancias que marcan el día a día, por eso hemos de trabajar para que nuestros equipos humanos sientan que nos importan, que apostamos por ellos, que nos preocupan y que, a pesar de sus carencias, seremos capaces de vencer los obstáculos y las dificultades para llegar a ser mejores entre todos.

Si creemos que el cambio lo hacemos las personas no podemos prescindir de ellas sino contar con su valor único e irrepetible que será el garante necesario para el éxito de nuestra empresa y, por ende, de la sociedad. Reconquistemos la ilusión perdida y construiremos un futuro lleno de oportunidades.

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La extraordinaria lección de Malala: cuando el aprendizaje es una actitud irrenunciable


crisalidasHace una semana en el hemiciclo de la sede de una de los más prestigiosos organismos internacionales, ONU, se escuchó la voz de la esperanza: Malala, la niña que fue tiroteada por talibanes el pasado mes de octubre por defender su derecho a estudiar, pedía en un emotivo y emocionante discurso «educación para todos los niños».

Con una voz firme y serena afirmaba que los libros y las plumas son nuestras armas más poderosas y que éstos pueden cambiar el mundo. Según sus palabras, lo único que las balas consiguieron fue convertir su debilidad el miedo y la desesperanza en fuerza, poder y coraje. Una verdadera lección de vida que podríamos transferir en el seno de nuestras organizaciones.

¿Cuántas veces hemos visto que nuestras políticas, estrategias y cultura se han visto boicoteadas por falta de medios económicos y falta de apoyo de una Dirección que no cree demasiado en su capital humano porque en tiempos de crisis se deja arrastrar por sentimientos de pánico y trata de prescindir de su personal?

Esta semana nuestro colaborador Andrés Ortega en su artículo 20 aprendizajes que impulsan la transformación nos habla de cómo es realmente necesario aprender a tomar el testigo del liderazgo, aprender a abrir espacios colaborativos, aprender a gestionar equipos dotando a las personas de una autonomía y libertad responsables, aprender a reinventarnos y sobre todo de una actitud de aprender en las organizaciones para transformarlas y, de esta forma, mejorarlas.

Los tiempos cambian y las organizaciones deben empezar a aprender, aprehender y reaprender que el Talento es el único antídoto para un veneno tan destructivo como es el de la crisis de valores y, no tanto económica, que desgraciadamente en nuestro país viven más de seis millones de familias.

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