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Archive for the ‘Fracaso Profesional’ Category

Cuestión de educación y respeto


maleducadoParece que en los tiempos que corren vale todo y el respeto entre las personas brilla por su ausencia;  en las empresas parece que se propaga como un cáncer de difícil tratamiento.

El área de RRHH ha de saber velar por la existencia de un clima laboral donde reine la armonía, el respeto y la buena sintonía entre sus miembros. Se trata de ser un equipo de alto rendimiento en el que la motivación para ser mejores sea un valor interiorizado.

Cuando se trata de liderar personas estamos ante el gran reto de hacer brillar con luz propia a la plantilla de forma individual para que aporte lo mejor a la consecución de los objetivos finales de la organización.

Esta semana, nuestro colaborador Ángel Largo, en su artículo “¿El triunfo de los maleducados?” afirma que “la mayor lección que debe tener aprendida y sabida un manager es no caer en las faltas de respeto. Es inaceptable. Todos podemos tener un mal día, estar nerviosos y decir cosas que luego nos arrepentimos, siempre y cuando nuestra reacción posterior sirva para subsanar el mal causado o la herida abierta. Lo que no se puede consentir es la falta de respeto continua a nivel profesional y/o personal.”

El área de RRHH ha de ser el mejor espejo en el que se refleje respeto, admiración y valoración por las personas que trabajan codo con codo para que la empresa sea más eficaz, eficiente, productiva y rentable y, por encima de todo, humana.

Sólo cuando tratamos a las personas con dignidad y respeto conseguimos empleados comprometidos y no sometidos. Así que va siendo hora de dejar de maltratar al capital humano con la excusa de la crisis y empezar a pensar y actuar con valores sólidos como la solidaridad, autenticidad y la ética que no solamente han de estar presentes en una memoria de RSC sino en la cultura de la organización.

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Saludos cordiales.

Cuando dejamos que la ilusión entre sin cortapisas en las organizaciones


FOTOS-FEBRERO-2013-011Parece ser que la crisis sigue siendo el tema estrella de una «agenda setting» desde un discurso derrotista y pesimista que mina el ánimo de las personas día a día.

Es cierto que no son tiempos fáciles para las empresas pero eso no es óbice para que éstas no dejen de apreciar el valor añadido que aportan las personas e imaginen nuevas posibilidades para que éstas se desarrollen de forma adecuada.

Seguimos con unas tasas de desempleo dramáticas, nuestros jóvenes viajan a países que les ofrezcan un mejor futuro, la desigualdad social se hace cada vez más evidente. pero no podemos ni debemos darnos por vencidos.

Las organizaciones han sido invadidas por el miedo y el temor y es el departamento de RRHH el que debe promover un cambio de actitud y convertirlos en ilusión y motivación. El pasado no lo podemos cambiar, pero si trabajamos el presente con honestidad, solidaridad, igualdad, equidad y ética, estamos construyendo un futuro mejor porque esos y no otros valores son los que hemos de recuperar, defender y preservar.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo nos recuerda que «en estos precisos instantes el que más y el que menos necesitamos unas dosis de ilusión y de motivación extra. Hay días que parecen muy complicados, retos que parecen imposibles de alcanzar y adversidades que nos hacen mucho más duro el camino. Pero si escuchamos a personas que lograron superarse, que hicieron de una adversidad una oportunidad, y que consiguieron retos que nos parecen enormes, entonces recuperamos algo de aliento y vemos que puede ser posible aquello que nos proponemos.»

Pienso que recordamos lo que elegimos así que ya va siendo hora que empecemos a trabajar para a motivar e ilusionar a los empleados y así estas personas valiosas sentirán que el éxito de la empresa les pertenece y lucharán con todas sus fuerzas y sus fortalezas para dar lo mejor de sí mismas.

Tenemos el poder de cambiar el signo de los acontecimientos, así que es hora de mudar el gesto taciturno por uno motivador y conciliador que empieza por un pequeño gesto, como puede ser recobrar la ilusión perdida, continuar con motivación perseverante y que todo apunte, si las cosas las hacemos co(n) razón un final esperanzador para todos.

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Saludos cordiale.

Dando forma al futuro o deformando el futuro


file4111294493612Para los que llevamos tiempo en las «trincheras» de la función de RRHH sabemos que, a pesar de aplicar las cuestionables reformas laborales que nos han tocado en suerte aplicar, pensamos que es necesario una profunda y estructural del sistema económico, social y político. Hemos de evitar hacer «refritos» de recetas pasadas y empezar a sentar las bases de un cambio «real y profundo» del Sistema.

Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez, en su artículo Algunas reflexiones sobre el futuro laboral, nos recuerda que lo importante es la actitud, las competencias personales y el talento; el expediente académico tendrá cada vez menos valor. ¿Y por qué lo creo? Porque es muy difícil competir con un profesional que sienta pasión por lo que hace, ya que es el que busca la excelencia.

Hemos de buscar soluciones para evitar la fuga de talento en nuestro país y eso se consigue invirtiendo en educación de calidad que garantice excelentes profesionales y que dé respuesta a las necesidades actuales y futuras de la sociedad en la que vivimos, y no caer en la trampa de ser meros expendedores de títulos.

También es necesario que reorientemos la oferta de servicios y productos que ofrecen nuestras empresas para ganarnos la confianza perdida de los mercados, haciendo que las personas se impliquen y comprometan en la obtención de niveles muy por encima de la excelencia exigida.

Pero, para ello, es necesario que tomemos conciencia del papel activo que juega la función de RRHH en la gestión para el cambio y cómo las nuevas aplicaciones tecnológicas ayudan a lograr una mayor motivación y pasión por parte de los empleados que conforman la organización. El Futuro de una organización se basa fundamentalmente en la identificación y retención del Talento porque son las Personas las que hacen posible su existencia o no; así que tratémoslas con el respeto y la dignidad que se merecen y que se ganan con su valiosa e incuestionable vilipendiada aportación.

Les deseo que disfruten de una Feliz Navidad.

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Saludos cordiales.

La incoherencia como moneda de cambio


incoherenciaHace prácticamente dos semanas la máxima autoridad de la «empresa» más antigua de la historia, la iglesia cristiana, anunciaba su renuncia. Independientemente de todos los análisis que se han realizado y, que se seguirán haciendo sobre el particular, sería bueno que todos aquellos que nos dedicamos a la función directiva veamos en este hecho singular una lección de coherencia y humildad transferible en nuestro quehacer. Me explico. Una lección de coherencia al admitir que no puede seguir desarrollando su cargo con diligencia y humildad porque lo admite sin ambages y lo reconoce públicamente.

Está claro que los profesionales que tenemos la responsabilidad de dirigir el capital más importante de las organizaciones en épocas tan duras como las que estamos viviendo, debemos cuestionarnos cuáles son los valores que nos guían y cómo somos capaces de «inocularlos» en las personas que lideramos.

Nuestra colaboradora Sonia Muriel en su artículo El elevado coste de la incoherencia nos recuerda sabiamente que la actuación de la dirección de la empresa debe ser el reflejo de los valores y principios que transmite con su discurso. No hay una actitud que provoque mayor rechazo que la incoherencia entre lo que se dice y se hace.

Un ejemplo de incoherencia muy habitual, más de lo que sería razonable admitir, es lo que ocurre a la hora de llevar a cabo nuestros proyectos, tareas o funciones cuando utilizamos con demasiada facilidad títulos tan grandilocuentes como «Buenas Prácticas en.»que resultan ser textos cargados, más o menos, de buenas intenciones y que, finalmente, no se llevan a cabo en la empresa, pasando a ocupar un lugar aleatorio en una estantería del despacho o cierto espacio en el disco duro del equipo informático de turno.

Por puro egoísmo intentemos ejercer la práctica de la coherencia y que forme parte de nuestra identidad como persona, en nuestro departamento y en la organización; solo así seremos testigos de los altos beneficios que este valor olvidado nos reporta.

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Saludos cordiales.

Una carta solidaria y esperanzadora


300x200xletter-correcta-300x200.jpg.pagespeed.ic.EQAWa0tRg8En esta época donde los más pequeños de la casa se afanan en sus escritorios deseosos de escribir la famosa carta a sus majestades los reyes magos de oriente, yo voy hacer lo propio con esta pequeña reflexión.

Llegamos a finales de año con prácticamente seis millones de desempleados y con la sombra del desahucio presente en muchos hogares españoles. Parece ser que nuestro famoso estado de bienestar “hace aguas” y la distancia entre ricos y pobres es cada vez más amplia y parece que nos traten de convencer de que no somos nada o, peor que eso, no somos nadie.

Me gustaría que nadie nos pueda arrebatar la dignidad como personas porque esa es la fuerza que nos impulsa a luchar, a cambiar y a confiar en nosotros mismos, la energía del talento que mueve familias, empresas, instituciones y un país.

Me niego a pensar que no podemos hacer cosas para cambiar este presente. Es cierto que la falta de liquidez ahoga las empresas, pero muchas de ellas tratan de reinventarse diariamente. Busquemos formas que no traten de “desembarazarse” del personal de las compañías sino fórmulas que garanticen la viabilidad de las empresas inyectándoles créditos y ayudas con los que puedan seguir contando con el talento de sus organizaciones para hacerlas así más productivas, más rentables y, en definitiva, más competitivas.

Para los departamentos de Recursos Humanos quiero que formemos con convicción, motivemos con entusiasmo, conciliemos la realidad familiar y empresarial de nuestros empleados, evitemos situaciones estresantes y nos convirtamos en el motor de cambio, que tanto nos hace falta. Sobre todo me gustaría que el espíritu solidario deestos días no sea puntual sino un ejercicio de convencimiento continuado para y con las personas que forman parte de nuestras organizaciones.

Mis mejores deseos para 2013.

Aprendiendo a emprender


Ayer, viendo las noticias en TV,  me topé con una pareja de empresarios vallisoletanos que han sabido campear la crisis con una original idea como es la fabricación de dispositivos “usb” personalizados  que además exportan, entre otros, a los EEUU de América, en particular a un famoso equipo de béisbol, que es uno de sus clientes más importantes. Este es un ejemplo ilustrativo de cómo una idea simple ha sabido materializarse en una realidad empresarial con futuro. Pero el camino no fue fácil ya que una de esas personas había fracasado en el primer negoció que intentó. Lejos de desalentarse aprendió de sus errores y los supo convertir en aprendizaje para emprender un nuevo proyecto; he ahí donde radica el famoso “espíritu emprendedor”.

Al hilo con el tema me gustaría recoger las recomendaciones que formuló Juan José Azcarate, consejero delegado de CCC, el pasado 21 de septiembre, en el Forum de Jóvenes de la Asociación para el Desarrollo de la Empresa Familiar de Madrid (ADEFAM), a través de  diez pautas para enfrentarse con pasión y  éxito al mundo del trabajo y los negocios, que trascribo literalmente y que suscribo por experiencia propia:

1.-Acepta la incertidumbre.

2.-Adáptate al cambio perpetuo.

 3.-Rodéate de gente optimista.

 4.-Activa tu curiosidad.

 5.-Confía en tu gente y hazla crecer.

 6.-Practica la diversidad.

 7.-Sigue pautas de vida saludable.

8.-Sé “disfruasorio” (disfruta de las cosas sin proyectar sobre ellas un sentimiento de posesión). 9.- Aprende sin tregua, y

10.-Enfréntate a los retos nuevos “sin miedo, pereza ni vergüenza”, frase que constituye precisamente su lema vital.

Para terminar, hace un par de días se conocían los resultados del estudio «Emprender en momentos de crisis: riesgo y factores de éxito»  que ha llevado a cabo una denotada fundación, el que señala que siete de cada diez emprendedores considera la creación de una empresa una oportunidad para afrontar la actual situación económica. Además, según los datos de este estudio, un 6% de los españoles en edad de trabajar creó una empresa en el año 2011  como alternativa profesional ante la crisis económica actual.

“Las dificultades son el termómetro de nuestra valía” así que (de)mostremos cada día lo mucho que valemos en nuestras empresas, familias y , por ende, en la sociedad.

La trampa de las “falsas seguridades”

27 septiembre 2012 1 comentario

Vivimos en un tiempo incierto en el que la seguridad parece una utopía que se aleja irremediablemente de nuestras vidas, a pesar de que insistimos, una y otra vez, en aferrarnos a ella porque tenemos miedo a salir de lo que denominan los psicólogos “la zona de confort” y enfrentarnos a lo desconocido.

En general, aunque los tiempos han cambiado y nuestros padres vivieron una realidad socio-laboral distinta a la que vivimos, las personas  nos empeñamos desesperadamente a pensar que el trabajo que tenemos es una propiedad vitalicia y cuando nos damos cuenta que después de habernos formado para ello la empresa decide o se ve obligada a prescindir de nosotros, nuestro mundo se tambalea, no solo por las cargas y responsabilidades que se ven afectadas sino porque nuestra autoestima y valía personal se resquebraja ya que pensamos que no somos buenos profesionales.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo, en su artículo Buscarse la vida, nos recuerda que hay personas  que cuando no encuentran “trabajo de lo suyo” deciden avanzar y tratan de coger el timón de su vida para emprender un proyecto.

Tal vez se trate de darse cuenta que el día de hoy es una oportunidad excelente para que hagamos las cosas bien, no por miedo a perder el trabajo o por pagar una hipoteca, sino por el hecho de que mi humilde contribución ayude a que mi familia, comunidad,  empresa y la sociedad, en general, sea mejor y redunde en beneficio de todos.

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Gestionando con optimismo


Parece que hoy en día en España las personas tenemos miedo de ver la televisión o leer un diario porque pensamos que lo único que vamos a encontrar son grandes titulares dedicados a contar las vicisitudes de la crisis, el crecimiento del desempleo así como las diferentes y difíciles medidas de ajuste que plantea nuestro Gobierno para luchar contra la situación que está atravesando el país.

Permítanme aconsejarles la lectura de un interesante artículo de Luis Marcos Roja en el que, a pesar de lo que podamos pensar de que los medios a los que acudimos para informarnos solo nos informan de noticias negativas, él comprobó en 2005 que la palabra optimismo ganaba al pesimismo; así que yo, que me considero un optimista realista, me quedo con este dato para seguir aplicándolo tanto en mi vida personal como en el ámbito profesional.

Esta semana nuestro colaborador Ángel Largo en su artículo Abocados al optimismo insiste en la importancia de tener una actitud positiva en nuestro modo de ser y actuar para que no tenga cabida la autocompasión. Tratemos de ser optimistas y contagiemos esta actitud en nuestras organizaciones para que busquemos soluciones eficaces y eficientes a las diferentes problemáticas a las que nos vemos sometidos. Somos libres de elegir nuestra actitud delante de la vida. Yo ya he elegido y ¿tú?

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Saludos cordiales.

5.693.100 Razones para la esperanza


El pasado 24 de julio pude leer en la versión digital de La Vanguardia la historia de superación de Sandra Timón, una joven de 18 años que muy pronto ingresará en la Universidad. Hasta aquí podría ser una historia corriente, sin embargo nada más lejos de la realidad ya que Sandra no solamente se ha enfrentado a los exámenes como el resto de sus compañeros, obteniendo resultados sobresalientes, sino que además ha tenido que vencer diariamente las consecuencias de una enfermedad degenerativa que afecta a los nervios óptico y auditivo dejándola prácticamente sorda y ciega llamada síndrome Wolfram.

Al igual que Sandra, existen en España  5.693.1000 personas que padecen los estragos de una de las lacras sociales de los tiempos actuales, el desempleo. Sin embargo, como sociedad (gobierno, agentes sociales, empresas, y ciudadanos en general, desempleados o no)podemos mostrar dos actitudes frente a esta situación: por un lado, pensar que no tiene solución y dejarnos vencer por la desesperación y, por otro, mostrar un espíritu de superación para vencer este obstáculo, como es el caso de Sandra.

Si somos capaces de vencer el miedo que conduce al bloqueo, buscar soluciones solidarias por un bien común, flexibilizar nuestras formas de pensar entenderemos que estamos en disposición de marcar un nuevo giro que empiece por saber ayudar a los que lo tienen más difícil. Esas son las premisas básicas que deben orientar las acciones ciudadanas, empresariales y gubernamentales desde estos momentos.

Saludos cordiales.

 

 

 

Cuando “sentimos los colores”


Con gran asombro esta semana asistíamos a dos incidentes en la Eurocopa dignos de mencionar. Éstos son: por un lado, el vandalismo de ciertos aficionados de dos equipos rivales, Polonia y Rusia y, por otro, la afición de un equipo como Irlanda que, pese a los resultados obtenidos, continuaba animando sí o sí.

Este ejemplo podemos extrapolarlo en las organizaciones en las que tenemos el privilegio de trabajar. Me explico. En momentos como los que estamos viviendo, hay profesionales que se vienen abajo y creen que hagan lo que hagan la situación no va a cambiar por lo que su rendimiento baja y, lo que puede ser más grave, contagian el desánimo  y malestar al resto de sus compañeros. Sin embargo, existen otras personas que se comprometen dando lo mejor de sí mismas para de ese modo hacer empresas productivamente más competitivas porque no se conforman meramente con hacer su trabajo sino que proactivamente  aportan nuevas ideas para el negocio. Una actitud motivadora, emprendedora y comprometida capaz de girar el curso de los acontecimientos.

Está claro que son las actitudes de las personas las que marcan la diferencia ante una misma situación. Como Responsables de Personas tratemos de saber identificar, para luego fomentar, unas actitudes positivas y constructivas de nuestros colaboradores en las organizaciones. En definitiva, debemos intentar buscar fórmulas para que  todos podamos   “sentir los colores” para así dejar fluir el extraordinario poder que tiene el talento en las empresas.