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Creyendo en la fuerza interior de las personas
Hace una semana tuve la oportunidad de mediar en una complicada dinámica familiar en la que los roles han estado desdibujados durante mucho tiempo, las personas implicadas no saben cómo comunicarse sin que existan reproches y rencores del pasado, donde las obligaciones han sido impuestos y en el que una circunstancia dolorosa ha hecho que todo el mundo admita que ese no era el camino y gracias al proceso de mediación, se han establecido las bases de un diálogo sano y constructivo.
Esa misma situación la vivimos a diario en nuestras organizaciones y es el área de RRHH el que debe estar pendiente de facilitar las herramientas necesarias para que el talento humano fluya, tenga un buen clima laboral donde la comunicación sea ágil y transparente, las políticas para conciliar vida laboral y familiar no sean un papel escrito sino una realidad que puedan disfrutar como beneficio social, tengan un plan de desarrollo profesionales que garanticen su empleabilidad y puedan sacar lo mejor de sí mismos en el que ganen ellos y la compañía. Eso significa hacer más fuerte nuestra función a pesar de las dificultades que encontremos en el camino de la gestión de las personas.
Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez en su artículo Cuando la vulnerabilidad te hace más fuertenos recuerda que «la verdadera talla de una persona se demuestra en los momentos más difíciles».» Cuando la vida nos plantea un desafío sale lo mejor o lo peor de un ser humano. Sacar lo mejor de nosotros es difícil pero es la única manera de influir en aquello que nos sucede y convertirnos en dueños de nuestro futuro».
Hemos de recordar que los momentos difíciles forman parte de la vida, tanto personal como profesional de una persona, hemos de saberlos enfrentar para poderlos solucionar si están en nuestras manos y pedir ayuda si no podemos hacerlo por nosotros mismos. Un problema no es algo negativo sino una solución a resolver, por tanto, es una prueba que nos hace mejores si sabemos aprender de ellos, a pesar que en una primera instancia nos hacen vulnerables. Cuando somos capaces de darles solución nos hacen más fuertes y más comprometidos con nosotros mismos.
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Saludos cordiales.
La magia de pensar y actuar diferente
En alguna ocasión he comentado que en uno de mis primeros trabajos se me exigía hacer un vaciado de una media de docena de diarios para que la empresa que me contrató supiese en todo momento cuáles eran los temas económicos, empresariales, sociales y políticos del momento.
Esta tarea que, a simple vista, puede resultar tediosa, fue un gran aporte para entender y comprender las circunstancias que nos rodean, además de permitirme estar informado y formado permanentemente, aunque a veces «deformado», debido al dirigismo especulativo de los grupos de comunicación.
Esta tarea la convertí en un valor añadido intelectualmente cuando permití que me ayudase a construir una visión reflexiva y crítica de los acontecimientos y, eso, ha propiciado que piense y actúe de una forma diferente a la establecida. Con ello quiero transmitir la idea de imaginar nuevas posibilidades para un presente y futuros inciertos.
Esta semana nuestro colaborador Andrés Ortega en su artículo Innovación y Liderazgo al son de la marcha de Radetzky, nos recuerda cuán importante es hacer las cosas de forma diferente en la gestión del talento en las organizaciones y para ello lo ilustra con un bello ejemplo que pudimos disfrutar el primer día del Año como fue el Concierto de Año Nuevo .
En palabras de Ortega «Daniel Barenboim ha puesto de manifiesto que un equipo de alto rendimiento,(una orquesta filarmónica en este caso, es el resultado de la trasferencia de responsabilidad y confianza; ha evidenciado el maravilloso poder del reconocimiento explícito a través del agradecimiento a todos los miembros de su organización y ha asumido el riesgo de dirigir de forma diferente. nada más y nada menos que no-dirigiendo.»
Acabo con las motivadoras palabras del filósofo y humanista José Antonio Molina, que leí en un artículo del magazine semanal de un prestigioso diario nacional, en el que se leían los deseos para el 2014 de catorce personalidades de diversos ámbitos; el nos dijo «hay que cambiar la representación y liderazgo de la sociedad para acabar con la sensación de precariedad institucional que se vive en España a diferencia de otros países que también afrontan dificultades económicas».
Los responsables del talento en las organizaciones ya están perdiendo el tiempo si no son capaces de aprender a atreverse a pensar y actuar diferente para convertirse en líderes de personas, siguiendo el ejemplo inspirador de Barenboim.
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El peligro de tener un jefe tóxico
Habitualmente estamos acostumbrados mediante una tarjeta profesional o de empresa a identificar y calificar a las personas por su cargo y su posición en el organigrama de la compañía. Sin embargo, todos sabemos que no es lo mismo ser jefe que líder. La eterna discusión entre mando y autoridad que parece que no hemos sabido resolver de forma satisfactoria en los departamentos de personas y que sigue siendo el talón de Aquiles de nuestra función.
El ejercicio de liderazgo exige un examen concienzudo de humildad, voluntad, empatía y reconocimiento, para y con las personas, ejerciendo la autoridad sin ostentarla. ¡Difícil tarea pero retadora, en tiempos tan convulsos como los que estamos viviendo!
En esta línea discursiva esta semana Sonia Muriel en su artículo ¿Qué tipo de jefe tóxico conoces? , además de hacer un recorrido sobre algunas de las tipologías de jefes tóxicos, nos recuerda que el título de líder hay que ganárselo y no precisamente a golpe de organigrama ya que éste dirige gracias a su influencia, guía a su equipo y consigue desarrollar la potencialidad de cada miembro, su talento natural y busca generar preguntas, conversar y valora la policromía profesional.
Un profesional que se dedique a la gestión del talento de las organizaciones debe tener presente que es y debe ser ejemplo de un estilo directivo coherente, conciliador, motivador y creativo en el que se reflejen e inspiren el resto de managers para crear las bases de una mejor productividad, eficacia, eficiencia y competitividad.
Sería bueno que identificar qué grado de «toxicidad» tenemos en los equipos, sean puestos directivos o no, que tenemos en las empresas para poner en marcha soluciones y erradicar esa problemática y trabajar en un ambiente sano ya que de esta manera haremos posible que sea positivo y beneficioso para todos.
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Sin renunciar a la esperanza
Esta semana he asistido a una graduación especial ya que se trata de niños y niñas que tan solo cuentan con cinco años y que el año próximo abandonarán la educación infantil y se estrenaran en la primaria.
Muchos de ellos con un birrete, más o menos casero, y con un uniforme impecable, caminan sonrientes por un pasillo saludando a sus orgullosos padres que no paramos de hacerles fotografías inmortalizando este momento que, en algunos casos, se seguirá repitiendo si continúan los estudios hasta la universidad, en otros no.
Es cierto que diariamente nos bombardean con datos, estadísticas, noticias y un sinfín de información en el que nos hablan y nos convencen de la grave situación en la que se encuentran los jóvenes españoles debido a la elevada tasa de desempleo que no hace más que crecer. Sin embargo, también debemos tener motivos para la esperanza porque la crisis es una oportunidad para saber reinventarnos, tanto personal como profesionalmente hablando.
El viernes de la semana pasada el Gobierno presentaba el informe al Anteproyecto de Ley de Emprendedores en el que se lee un conjunto de medidas que tratan de dar respuesta a distintos de los aspectos de la actividad de las pequeñas empresas.
Una apuesta decidida por una formación sea universitaria o profesional de calidad, ayudas para la contratación, leyes que favorecen el emprendimiento son, entre otras, aspectos que ayudarán a establecer un nuevo marco de las relaciones laborales que permita disminuir progresivamente las elevadas tasas de desempleo que tenemos en nuestro país.
Esta semana nuestro colaborador, Roberto Luna,en su artículo Aún queda mucha esperanza a pesar de todo, nos habla de un ejercicio que compartió con un grupo de jóvenes en el que afirma que ha podido aprender, entre otras muchas cosas, que es importante contactar con algún proyecto que nos movilice, que nos haga ponernos objetivos en la vida y que tire de nuestro talento. No tiremos la toalla sino que tomemos el testigo para construir un futuro lleno de posibilidades reales para todos.
Cuando el cambio somos las Personas
Esta semana nuestra ministra de Empleo, Fátima Bañez, firmaba con su homóloga alemana un acuerdo basado en dos aspectos: promover la contratación de jóvenes y su movilidad e introducir un sistema de formación profesional similar al alemán, que se caracteriza por su carácter práctico.
Además hemos conocido también el dato del pequeño incremento del número de jóvenes emprendedores que parece ser un síntoma de esperanza ante la elevada tasa de desempleo juvenil de nuestro país. Hace un par de días leía un post escrito por el publicista Risto Mejide donde invita a los desempleados a no buscar trabajo sino a buscar un mercado, donde esa persona pueda crear su propio trabajo.
Este domingo pasado leía una entrevista a uno de los escasos sociólogos críticos que tenemos en la actualidad, Z. Bauman, quien habla en su último libro del desfase del sistema educativo con el mercado laboral y la precariedad económica en estos tiempos que él denomina «ultralíquidos» preguntándose»¿Qué futuro estamos construyendo?».
Sería bueno que, a partir de las instancias que toquen, sistema educativo y mercado laboral buscasen la forma de «ir de la mano» para juntos escribir una realidad económica y social, tal y cómo hicieron hace un par de semanas un par de mellizos, Daniel y María, que lo primero que hicieron, nada más nacer cada uno de ellos en bolsas diferentes, fue darse la mano.
Por otro lado no debemos olvidar que la problemática del desempleo no solo afecta a los jóvenes sino profesionales de diferentes edades, con diferentes currículums formativos y profesionales que a diario intentan acceder, en unos casos, o volver, en otros, a un mercado laboral incierto y cambiante.
Precisamente esta semana nuestro colaborador Andrés Ortega en su artículo Rumbo a la gestión 2.0: las 5 dimensiones nos habla de que el cambio es paradójicamente la única variable permanente. el reto de las empresas y profesionales del Siglo XXI no es adaptarse a él, sino formar parte del mismo. Y ¿acaso no esa es la esencia misma de la función de RRHH en las organizaciones? Trabajemos con sentido crítico y actitud ética para que así sea y solo así podremos trasladar una imagen real y no distorsionada del valor añadido de nuestro trabajo.
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La energía que aporta el optimismo
Hace unos días nos dejaba Alfredo Landa, un actor con mayúsculas que supo emocionar como nadie al entrañable y fiel escudero Sancho Panza, su papel en «Los Santos Inocentes» o en «El bosque animado», entre otros.
Cuando contaba con 25 años decidió hacer su sueño realidad, viajó a Madrid desde su Pamplona natal y convertirse en actor, olvidándose de sus estudios de derecho. Su estatura, más bien baja, y su imagen de «españolito de a pie» no parecían ser los mejores aliados para conseguir su objetivo, pero su tenacidad, su humildad, su simpatía y buen hacer hizo que esa osada aventura tuviera un final feliz, sobre todo si tenemos en cuenta su trayectoria sembrada de todo tipo de reconocimientos y premios. Los que lo conocían, familiares, amigos y compañeros de profesión, recordaban estos días su vitalidad y optimismo.
Me resulta curioso observar como desde nuestra más tierna infancia, las diferentes instituciones educativas por las que pasamos tratan de enseñarnos un montón de conocimientos y no reparen en la importancia de formar en actitudes para la vida en todos sus ámbitos: el personal, familiar y profesional.
Esta semana nuestra colaboradora Sonia Rodríguez, en su artículo Reivindicando el derecho a sonreír y a ser optimista, nos recomienda romper con la endogamia social negativa que intenta atraparnos en su red. Ella afirma que es imprescindible asumir un nuevo cambio de mentalidad, tener una orientación de futuro, valorar la diversidad y adoptar una actitud valiente hacia quienes quieran imponernos su derrotismo.
Es cierto que estamos en una época difícil, pero también existen noticias positivas por pequeñas que sean que nos demuestran que no debemos renunciar a la esperanza de cambiar el signo (en este caso, negativo) de los acontecimientos.
Si desde el departamento de RRHH contagiamos una cultura al servicio de las personas de la organización, buscamos una comunicación clara, transparente y sincera, pensamos nuevas formas de organización de trabajo conciliando tiempos, establecemos políticas favorecedoras de compromiso real con la compañía, nos ganamos el reconocimiento y apoyo de la Dirección; estaremos sentando las bases de un nuevo modelo laboral basado en el conocimiento, el trabajo y las actitudes de las personas. Un ambicioso trabajo, pero sumamente retador ¿No les parece?
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Preparando el futuro de nuestra profesión
Hace más de quince años tuve la oportunidad de compartir las visiones de futuro que preveían las más eminentes figuras del management sobre el control, el liderazgo, la competencia, los mercados y el mundo empresarial, gracias a la lectura del libro «Preparando el futuro», que recomiendo encarecidamente a todas las personas que nos dedicamos con mejor o peor acierto al difícil oficio de gestionar personas. A pesar de haber transcurrido tanto tiempo es bueno rescatarlo del olvido para que sigamos aprendiendo de muchos de los maestros que se encuentran en él y que comparten su saber y su experiencia.
Con una clarividencia extraordinaria, estos profesionales anticipaban los grandes cambios que se avecinaban en nuestras organizaciones como la flexibilidad de las relaciones laborales, gestionar la diversidad, establecer políticas para conciliar vida familiar y laboral, el valor del compromiso de las personas, liderar equipos colaborativos, entre otros.
Tal y como nos recuerda esta semana nuestro colaborador, el profesor José Ramón Pin ,en su artículo Tendencias de futuro en Dirección de Personas «en un mundo global, tecnológico y competitivo cuando se han ajustado los costes, es la aportación de valor de cada trabajador la que cuenta y eso exige algo más que reestructuraciones y disminuciones salariales. Motivar, hacer compatible la vida personal con la laboral y aprovechar al máximo el talento disponible serán las claves del éxito.»
Términos como engagement («compromiso»), enpowerment («apoderamiento»), van ganando terreno y protagonismo en la difícil senda de la excelencia en la gestión de personas poniendo, más si cabe el acento en ellas, verdaderas artífices del éxito de las organizaciones e intentar no olvidarlo en época de crisis y (mal)tratarlas como meros recursos prescindibles.
Parafraseando a Charles Handy «lo más estimulante del futuro es que podemos darle forma» así que pongámonos a trabajar con rigor, motivación y optimismo, escribiendo el presente con y para las personas del mañana.
Saludos cordiales.
La lucha diaria de un trabajador autónomo
Hace unos días la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (Uatae) hacía público que en España se han perdido hasta 403.109 autónomos en los últimos cinco años, casi desde que comenzara la crisis, según las conclusiones que ha extraído la organización de los datos que facilita mensualmente el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Según los datos de este estudio, en febrero de 2008 había 3.398.863 autónomos frente a los 2.995.754 que se contaban a finales de febrero de 2013, es decir, se ha perdido el 11,86% de autónomos, un total de 403.109 trabajadores, muchos de ellos víctimas de la falta de liquidez en sus negocios debido a impagos de sus clientes entre los que se encuentran las Administraciones Públicas cuya cuantía se sitúa en la escalofriante cifra de 4.500 millones de euros.
Precisamente, hace un par de días, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, ha dado a conocer el plan de proveedores en 2013, el segundo que lanza el Gobierno, que tiene como objetivo obligar a las administraciones públicas a pagar a miles de pequeños empresarios en un plazo máximo de 30 días y de esta forma saldar sus deudas.
Esta semana publicamos un artículo de nuestro colaborador Joan Miró, Trabajadores Autónomos Dependientes, en el que éste afirma que en épocas de crisis hay que innovar en todos los ámbitos para poder sobrevivir, y la innovación en la gestión pasa por flexibilizar al máximo las plantillas transformando los costes fijos en variables en función de las necesidades del momento.
En esta línea discursiva el secretario general de UPTA, Sebastián Reyna, ha advertido este miércoles de que las medidas de apoyo hacia el colectivo autónomo que se impulsen desde la Administración serán «un esfuerzo baldío» si el sistema financiero no aumenta el volumen de créditos que se conceden a las empresas.
Unamos esfuerzos para que estas personas que deciden poner en marcha un negocio arriesgando su patrimonio puedan tener a su alcance medidas que les permitan crear empleo de calidad.
Saludos cordiales.
Aprendiendo a tomar decisiones
Una de las actividades más comunes que realizamos en las empresas es la toma de decisiones. Ésta no es fruto del azar sino que es un proceso de análisis y reflexión que consiste en identificar una necesidad, escoger entre dos o más alternativas posibles y acertar con la mejor opción, analizado minuciosamente los pros y los contras de cada una de ellas y finalmente evaluar los resultados obtenidos.
Para los directivos de una empresa, el proceso de toma de decisiones es una de nuestras mayores responsabilidades ya que somos los que mostramos la dirección a seguir, cuestión harto difícil si tenemos en cuenta los escenarios complejos en los que nos encontramos.
En general, el valor añadido que aporta un directivo se basa principalmente en la calidad y la eficacia de sus decisiones y en su capacidad para ponerlas en práctica. De ahí la importancia de considerar a la toma de decisiones como el ejercicio más adecuado para mejorar, entre otras, la capacidad para pensar, sopesar y estudiar alternativas, crear nuevas soluciones, intercambiar puntos de vista diferentes y asumir riesgos; aspectos básicos que repercutirán en el devenir y porvenir (presente y futuro) de la organización.
Según mi experiencia, para garantizar una correcta toma de decisiones es importante tratar de minimizar los problemas y tener un enfoque flexible a la hora de encontrar soluciones que se acerquen a los objetivos y metas que pretendemos conseguir y se convierta en el mejor revulsivo para la empresa.
La insoportable levedad de los RRHH
El jueves pasado se publicaron los resultados de la Encuesta de Población Activa (EPA) de todo el año 2012, los resultados rozan los seis millones de parados. Pero a pesar de que este hecho es preocupante lo son más los Expedientes de Regulación de Empleo que se ha puesto en marcha desde primeros de año.
Por un lado, destaca el caso del sector financiero en el que según los sindicatos se perderán 20.000 puestos de trabajo. Por otro, no debemos olvidar las cifras que arroja el sector de las aerolíneas, 4500 empleados por Iberia así como los 1600 de Aena.
Además si nos vamos al sector público nos encontramos los expedientes ya anunciados en empresas como Paradores, Ineco, Renfe y Adif, entre otros.
Sabemos que estamos en una situación difícil, pero ¿es estrictamente necesario prescindir del capital humano? ¿Los profesionales de Recursos Humanos hacemos «nuestros deberes» para buscar soluciones que impidan en última instancia hacer un Expediente de Regulación de Empleo?
Como afirma nuestra colaboradora Sonia Rodríguez en su artículo La insoportable levedad de los RRHH muchas empresas utilizan la difícil situación económica actual para impulsar el camino de la involución.
Me parece que actualmente los responsables de RRHH nos parecemos un poco al nuevo personaje de Disney, Ralph, que está harto de ser la sombra de su videojuego. Es por ello que decide cambiar su papel de chico malo y demostrar que puede tener madera de héroe.
Ojalá el argumento de esta película de animación se convierta en una herramienta motivadora para que dejemos atrás la concepción de los departamentos de RRHH como la «cenicienta» del organigrama y empecemos a trabajar para sentar las bases de un departamento estratégico que sepa apostar por el capital humano y no prescinda de él como si de un mero recurso se tratase, respondiendo además con ello a la presunta finalidad de la exposición de motivos de la ley y el reglamento que regula los ERE en nuestro pais.
Saludos cordiales.