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Póngame una de septiembre vuelta y vuelta, por favor.


Si no fuera por lo dramático de la crisis, la falta de empleo de muchos ciudadanos y que el  término vacaciones para muchos se ha quedado sólo en eso, el deseo…, comenzaría este post con aquello de lo duro que representa la vuelta de las vacaciones para los que hemos tenido la fortuna de llevarlas a cabo.

Pero no va a ser el caso por todo lo que en clave política se nos avecina, incluido el tan deseado adelanto de las elecciones, por las caídas de los mercados bursátiles,  otra de especulación veraniega a tope, por la crisis del modelo, etc, etc, etc,…

Para estos días previos al 1 de septiembre no se me ocurre nada mejor que regalarles otro año más con la lectura de otro de esos estudios, en este caso llevado a cabo por una clínica de Barcelona, que nos dice que la vuelta de septiembre y el mes en sí mismo es de los meses más temidos por la mitad de los españoles. Imagino que la otra mitad temen por igual el resto de meses si es que se encuentran en la anterior situación laboral descrita, es decir, en el paro.

Este estudio asegura que el 50% de los españoles sufren de síndrome post-vacacional. Hasta yo lo sufro, no es por nada, sino por la que se nos avecina tal y como van las cosas.  El estudio dice que sentimientos como la apatía, el cansancio o el insomnio forman parte de esta vuelta al trabajo haciendo que nuestros empleados no rindan al 100%. Deben haber olvidado, o en su caso, no las han contado, las anteriores razones por mí expuestas, como la de no saber con qué pagar la hipoteca, por ejemplo.

A inicios del mes de agosto acudí con mi hijo que tiene ahora 4 años a la pediatra para que le mirara la tos seca que le hacia expectorar todas las mañanas y descartada la gravedad del asunto y diagnosticando un típico constipado me comentaba que ella estaba doblando en la consulta a su compañero de vacaciones porque la administración sanitaria ya no contrataba a sustitutos en verano debido a la crisis. Como me conoce y sabe de mi preocupación social por buscarle soluciones al tema, me comentaba que la verdadera crisis comenzaba después del verano, a la vuelta de vacaciones y que como ella era pediatra y conocía a muchos padres, estos le transmitían sus preocupaciones al quedarse sin empleo, sin prestación, sin poder pagar la hipoteca y con hijos a cargo.

Dice el estudio que los expertos hablan de realizar una vuelta paulatina a la rutina del trabajo, hoy deberían decir a ese bien tan preciado,  de tal manera que el cambio no se produzca de manera brusca. Sólo hay 5 millones de parados a los que no le importaría en absoluto, ni siquiera bruscamente, que les llamaran para trabajar con un contrato de un año aunque debieran abandonar sus vacaciones forzadas.  Dicen, o al menos eso nos dicen, que dicen los expertos de RRHH, que hemos de generar un ambiente de trabajo post-vacacional acorde a las circunstancias, pero sin olvidarnos de los objetivos de la empresa.   Y que lo digan… Debido a los 4 añitos de mi hijo hoy me he incorporado con un cierto retraso respecto de mis compañeros, los cuales estaban todos a tope desde el primer minuto y sin sufrir ningún tipo de síndrome post-vacacional.

El estudio dice que es en esta época del año donde más se debe reforzar el clima de trabajo, para hacer más llevadera esta vuelta y sacar lo mejor de nuestros empleados. Ser positivos, comprensivos o pacientes ayudará a generar un ambiente relajado pero siempre teniendo en cuenta el nivel de exigencia para cada momento.

Lo dicho, que no le voy a dar ninguna publicidad al estudio ni voy a decir dónde lo he leído, vaya ser que caigamos todos en el error de leerlo como yo he hecho y ser el único que se ha pillado un síndrome, no sé si post-vacacional o de la mala leche que me ha entrado, en fin…

Septiembre se ha convertido en un mes de retornos caracterizado por la vuelta a la actividad en cada ámbito, ya sea escolar, laboral…o político.  Mas nos vale que desde lo político y lo económico se nos pase el síndrome bien pronto.

Comenzamos el mes de septiembre con la enésima reforma parcial o superficial laboral, aprobada el pasado viernes, que no termina de gustar y que no es más que la antesala de lo que está por venir en el mes de noviembre, donde, y por fin ya es seguro, se anticipan las elecciones.  Con la pantomima de huelga general del año pasado  no es de extrañar que sindicatos y patronal hayan mostrado su rechazo hacia una nueva reforma que no se dirige de la manera más adecuada hacia la recuperación económica, donde la apuesta sigue en fomentar la rutina de la temporalidad y especular con la precariedad.

Desde luego, este mes de septiembre llega cargado de rutinas, según la RAE, hábito adquirido de hacer las cosas por mera práctica y sin razonarlas. Nunca una definición estuvo tan acorde con tan pésimo Gobierno.

El largo camino hacia la responsabilidad política y la recuperación laboral


A principios de año el diálogo social formaba el punto de partida de todas las medidas laborales que se desarrollarían para superar la crisis económica. Se hablaba que la agenda sería «amplia» y que el Gobierno oiría todas las propuestas. Sin embargo, al poco tiempo, el consenso llegó a su fin y los cambios en el mercado laboral así como las medidas de ajuste económico se aprobaron a golpe de Ley.

La falta de claridad en el camino de la recuperación ha desencadenado, entre otras cosas, el cambio y la eliminación de ministerios, el retiro del férreo apoyo que los sindicatos brindaban al Gobierno desde las elecciones en 2004, una reorganización interna en la patronal, la voz de alarma entre los jóvenes, las mujeres y los empresarios autónomos ante el avance del desempleo y la destrucción de pequeñas y medianas empresas.

Un escenario que se intenta reconducir llamando otra vez al diálogo social, apelando a la responsabilidad social y política, y cumpliendo con las directrices que Europa, el FMI, la OCDE y el Banco de España exigen para recuperar la confianza externa y el valor de mercado. Desafíos que nos llevarán a vivir en 2011 nuevos momentos de tensión política y social, más cuando el 28 de enero tendrá que estar aprobada la reforma de las pensiones y los sindicatos anuncian nuevas movilizaciones.

En este contexto tenemos que seguir trabajando por mantener en nuestras empresas una organización del trabajo con criterios de productividad que respondan a las necesidades de la empresa sin descuidar las necesidades de las personas que ven, en sus organizaciones, uno de los pocos puntos de confianza para afrontar el futuro.

Por nuestra parte, desde http://www.rrhhMagazine.com, y la revista AprendeRH, tan sólo nos queda desearle un feliz fin de año junto a los suyos y infundirle ánimos para continuar superando los altibajos y ‘coletazos’ derivados de la crisis.

El acuerdo del decreto o el decreto del acuerdo…¡esa es la cuestión de la Reforma Laboral!


Todo el sentido común y la responsabilidad respecto al Diálogo Social, al acuerdo y la comunión política que nos exigía el Gobierno Central hace unos años para entender su estrategia política y económica para superar la crisis y frenar el avance del desempleo ha desaparecido. Se ha esfumado por la propia contradicción de su discurso desde que se inició la crisis y por el resultado estéril de su filosofía del consenso que, a día de hoy, sólo ha desencadenado la puesta en marcha de un decreto-ley con medidas de ajuste para contener el gasto público, sin el apoyo del Congreso, y la aprobación de una Reforma Laboral sin tener el acuerdo de los Agentes Sociales.

Al final, los grandes y pequeños problemas que afronta nuestro país empiezan a resolverse a golpe de decreto. Y puede que ésa también sea la única forma en la que desde ahora, comience a funcionar la política del Gobierno.

No obstante, esta velocidad reformista pierde fuerza cuando se trata de reformar otros ámbitos tan importantes como el laboral. Las reformas al sistema financiero siguen siendo lentas, el sistema judicial no cuenta aún con los recursos necesarios para castigar la corrupción política y empresarial, y no contamos con una reforma educativa que promueva la colaboración empresarial y territorial para facilitar la transición hacia un nuevo modelo social, económico y laboral.

Sin duda, reformar el sistema financiero es un asunto delicado. Sin embargo, el objetivo es reforzarlo y no castigarlo ni estigmatizarlo como muchos pueden creer; consiste en regularlo y garantizar su solidez para que no se frene la financiación, tan necesaria para reactivar la economía, pero que por culpa del aumento de la morosidad se ve en riesgo.

Como señala el periódico británico, ‘The Economist’, nuestro país ha pedido mucho tiempo en esta materia y actualmente se encuentra sumergido en un largo y engorroso proceso de reestructuración; amén de la telenovela de fusiones que viven actualmente las cajas de ahorro, (que significan la mitad del sistema financiero), por no haber impulsado antes medidas que sanearan sus cuentas, sacando a la luz todos los activos tóxicos de sus balances y despolitizando sus órganos de dirección. Situación que a medio y largo plazo, entorpecerá el ritmo de ajuste de la economía.

El interés personal, territorial y partidista y el sin sentido político, más que el sentido común, han encubierto el delicado estado de salud de un sector financiero sobredimensionado (España cuenta con un 30% más de bancos y cajas de las que realmente necesita). Pero el lobby financiero es fuerte y aunque hace bastantes meses el Fondo para la Reestructuración Bancaria (FROB) ya nos advertía de la necesidad de impulsar medidas que permitieran la despolitización y la profesionalidad de este tipo de entidades, se ha retardado cualquier reforma amparada por los movimientos internos de las comunidades autónomas y por la excesiva discreción del Banco de España.

La reestructuración del sistema financiero es tan importante como lo es establecer pautas más claras sobre transparencia (que viene a ser lo mismo que ‘mayor información’) para que las cajas y los bancos dejen de jugar constantemente con las modificaciones del crédito y de maquillar los datos de su morosidad. Aunque también es verdad que los Bancos, en su mayor parte, han reflejado estos datos en sus resultados, pero no así las Cajas.

No es fácil regular un sistema en el que los bancos son el motor de la economía, más si la amenaza de que cualquier regulación desencadene disponer de menos dinero para prestar y por tanto se dificulte aún más la concesión de créditos…y con ello la salida de la crisis. Pero es tan necesaria una reforma financiera como una Reforma Laboral, ya que éste es el cerebro de cualquier economía, un mecanismo que, bien ajustado, permite la asignación correcta de capital para que se continúen construyendo fábricas, viviendas y carreteras, se abran nuevas empresas y se consoliden las pymes…y por ende, el sistema genere más empleo. Y una mala reforma, con propuestas populistas, improvisadas, con el único objetivo de calmar a la opinión pública, lo que garantizaría otra vez sería una nueva crisis.

Por su parte, al igual que una reforma laboral y financiera debería existir la voluntad política de acabar con el lastre de la corrupción en el sector público y privado, dejando de lado la mala costumbre de sólo discutir quién tiene mayor responsabilidad en este tema ante la opinión pública y permitiendo que la justicia actúe en libertad para que pueda identificar, intervenir y castigar el mal uso de los fondos públicos y privados.

Asimismo, necesitamos reformas que cuiden y controlen las áreas de riesgo como son la contratación, urbanismo, la gestión de ingresos y de recursos públicos, la financiación de los partidos políticos, las subvenciones, etc., para luchar contra estas prácticas que degradan el sistema democrático.

Actualmente, hay 800 imputados en delitos relacionados con la corrupción en España entre políticos, funcionarios y empresarios, y España ocupa el puesto 32 en el Índice de Percepción de la Corrupción 2009 de Transparency International. Dentro de la Europa Occidental superamos a Portugal, Italia y Grecia, pero estamos por debajo de los restantes países y también de otros países del Este como Estonia o Eslovenia y países latinoamericanos como Chile o Uruguay.

Más allá de interés político, nuestro sistema democrático necesita de mecanismos de control orgánico, normativo, parlamentario y político donde el principio de transparencia (nuevamente: mayor información), sea el que encabece cualquier acción; asimismo, necesita que los partidos políticos salgan de su rigidez tradicional de la administración pública que fomenta una alta politización de la administración y de nuevos mecanismos institucionales donde, por ejemplo, la selección de empleados públicos y el establecimiento de su continuidad dependan de su competencia o mérito más allá de su lealtad política.

Poner en marcha reformas para regular mejor el sistema laboral y financiero y establecer mecanismos que bloqueen la corrupción significa poner en marcha reformas estructurales, más allá del debate político y partidista.

Reformas que de llevarse a cabo, garantizarán la reactivación de la economía de una forma sostenible y la generación de empleo; pero de quedarse estancadas seguiremos creciendo a ciegas y nos llevarán a repetir la misma historia….lo que significará que continuaremos dando palos de ciego y siendo guiados por los mismos tuertos de siempre.

Por nuestra parte, hemos estado alerta y cumpliendo nuestro rol de llevar al debate entre los profesionales de RRHH las acciones de nuestros gobernantes. Y, aunque en esta función nos hemos ganado más de un calificativo desde el pesimismo derrotista, hemos seguido en este objetivo.

El próximo 16 de junio tendremos el decreto del acuerdo o el acuerdo del decreto, no sabemos todavía si edulcorado o con las victorias de la roja en el mundial y con una incapacidad de movilización sindical que por su ‘pecebrismo’ quedarán vacías de contenido. No nos quedará otra que comenzar de nuevo… y para comenzar sólo hay un camino: adelantar el proceso electoral.

Por cierto, les invito a leer de nuevo el editorial que publicamos en noviembre de 2008 en nuestro medio online http://www.rrhhMagazine.comy que me digan ahora si todo lo que allí aparecía eran o no propuestas de medidas derrotistas; se sorprenderán de su vigencia… y mira que me da rabia, como siempre, de acertar.

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