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¿Mea culpa? ¡Qué va! ¡Pero si soy guay!


coachingOrganice reuniones eficaces en 15 minutos, conviértase en millonario instantáneo, la clave de la vida estriba en averiguar quién se ha llevado su queso, o en lanzar pescados volando de un puesto a otro en un mercado al grito de ¡Fish!

¿Quiere liderar el mundo? Nosotros se lo enseñamos en sólo doscientas páginas y un cuestionario.

¿Se siente torpe y no prospera? Usted lo que necesita es desarrollar su Inteligencia Emocional, que el Cociente Intelectual no sirve para nada, y de paso le convertimos en arrebatador ser empático en un fin de semana.

Irresistible, va usted a deslumbrar a sus amistades con este curso de coaching a distancia en tres lecciones y tutor virtual, será el gran sabio de todas las reuniones, las mujeres caerán a sus pies y si es mujer humillará a esos machos prepotentes. Disponemos de una plataforma online en la que usted podrá conseguir que sus trabajadores se sientan tan felices como los de Google comiendo perdices, y en cómodas lecciones con cafetería virtual y todo, no se vaya usted a creer; además le organizamos un team building en el que sus trabajadores destrozarán coches a mazazos, caminarán sobre las brasas y se sentirán felices y poderosos como dioses.

Somos rematadamente idiotas; y sí, seguramente usted también lo es. No se me enfade si le canto las verdades del barquero, porque se la han metido doblada y ni se ha dado cuenta, de tan grandes y lubricadas que tiene las tragaderas. Varones y mujeres, todos unidos por una vez, hemos creído que las ideas son realidades, aunque como advertía Kant sin substancia real ninguna no hacemos más que metafísica; ciencia ni por aproximación. Hemos creído que las palabras son realidades olvidando que La palabra agua no quita la sed.

Somos un fiel reflejo del paupérrimo sistema educativo español, de sus mediocres universidades llenas de funcionarios docentes elegidos a dedo de entre los que mejor sirven el café a los catedráticos o agitan a los estudiantes en periodo electoral; tan inútiles como presuntuosos, verdaderos lastres del progreso de la ciencia y de la sociedad, exactamente igual que nosotroslos sabios guays.

Y ahora, hipersensibilizados como plañideras gracias a Goleman y su cohorte de acólitos cortos de entendederas, vamos a acabar la gran mayoría ayudando sin quererlo a nuestro talantoso presidente a mudarse debajo de un puente vía desbordamiento del INEM, nueva residencia que compartiremos la mayoría de nosotros durante mucho tiempo, porque en las numerosas propiedades de Bono, esas que son como el Aloe Vera, que cuanto más tiempo pasa más se le conocen, no cabemos todos.

Fuera bromas, nosotros vamos a pasarlas especialmente canutas porque una persona con la cabeza en su sitio y más si tiene algo superior en que apoyarse, está preparado para la dura realidad, porque sabe que cada uno, más tarde o más temprano, terminará cargando con su propia cruz.

Pero ¿y los blandengues flipados que se creyeron doctos mesías? ¿Y los que tenían la firme convicción de ser ‘guerreros de la luz’ o ‘niños índigo’ creciditos? ¿Y los convencidos de que pensando en positivo puedes cambiar la realidad? ¿A quién vampirizarán optimismo los empáticos si no habrá nadie capaz de esbozar una media sonrisa?

No hay coaches suficientes ni suficientemente hábiles –porque no abundan precisamente los no advenedizos– para sacar indemne a la sociedad del pozo en que ha caído, porque la realidad ya no admite más disfraces ni componendas. Ahora toca sufrir a la griega, y a ver quién es el chulo que va por la vida como si nada.

Pero no crean, todavía los hay que siguen creyendo que sus víricas divagaciones sirven para algo positivo –lo digo sin acritud, con desesperación–, y entre ellos muchos de ustedes. Termino de visitar un blog de un colega y me encuentro con una disertación que dobla a este ladrillo que les estoy propinando, acerca del compromiso o no se qué leches. ¿Donde vas? ¡Manzanas traigo!. Y no se pierdan los ‘gruposprofesionales’ de Linkedin; hay uno que lleva más de un mes divagando acerca de qué hacer con un psicópata en la organización ¡Ninguno se ha parado a pensar que quizá el psicópata es él, oye!

Cada loco con su tema. Estamos perdidos y más de dos aún no se han enterado.

¿Mea culpa? No, no tenemos la intención de entonarlo, ni mucho menos. Intentaremos resistir blandiendo los estandartes de la misma ideología new age que nos ha idiotizado, que ha destruido nuestros valores, nuestro progreso, nuestro bienestar y el de nuestros hijos –no lo digo yo, no crean, lo dicen la mayor parte de los periódicos europeos– hasta que la depresión provocada por la ruina económica y personal a la que nos conducirá la patada en el culo que nos merecemos, nos haga despertar del sueño infantil y nos haga –de una maldita vez– madurar.

¿Les parece que exagero? Pues eso no será nada comparado con el momento en que tomemos consciencia de que no sólo hemos sido cómplices de la destrucción del entendimiento humano, sino que somos autores materiales de ese aniquilamiento del sentido común. Y más duro aún cuando nos sintamos ridículos siendo señalados por la calle, en el trabajo (cuando lo encontremos, si es que alguno va a dar un céntimo por unos mentes blandas como nosotros) y entre los familiares y conocidos, señalados con el dedo mientras se burlan de nosotros: ¡Allí va el ‘colgao’ ese de la Inteligencia Emocional!

Está al caer. Y lo saben. Vayan poniendo sus barbas a remojo, que el barbero no se va a andar con contemplaciones.

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  1. José Antonio Prades
    12 May 2010 a las 10:49

    No comparto el tono ácido de este artículo, Santiago. Estoy de acuerdo en algunos razonamientos que postulas, pero no con esa intensidad que transmites, como si todo fuera negativo y todo fuera directo al fracaso. No es así. Por supuesto, que los aspectos negativos que planteas existen, pero el otro extremo también ha crecido, hay más gente mejor formada y preparada, precisamente por esa reacción contra los nuevos analfabetos. Nos estamos polarizando. Ah, y hay muchos gurús consultores que lanzan botes de humo, pero esto no desprestigia sus postulados. Porque el mensajero falle en las formas, no hay que liquidar el mensaje. No es la new age, ni la inteligencia emocional, ni la proliferación del coaching lo que nos ha llevado donde estamos, antes al contrario, creo que esas tendencias pueden ayudar a nuevos enfoques.

  2. Santiago F Barrero
    14 May 2010 a las 18:56

    Te entiendo perfectamente, José Antonio, de hecho acepto el adjetivo sin problemas, pero trata de comprenderme, yo hablo «desde fuera», por lo que me puedo permitir el lujo de no andarme con lenguajes políticamente correctos sin que me cueste el puesto de trabajo o perder clientes, y no todo el mundo de este sector puede decir lo mismo, no pueden morder la mano que les da de comer. Sería como vender cocacolas y decir que producen cáncer al que viniese a comprarlas. Pero esto se desmorona, igual que el sector en su conjunto, que no volverá a resurgir hasta que expurgue todos los virus que contiene y difunde y se gane la credibilidad, si algún día lo consigue.

    No dudo que habrá alguna gente más y mejor preparada, pero las cifras frías demuestran que como país -ergo como cultura, ergo con los valores en los que se asienta- estamos en el culo del mundo, y perdona la ácida expresión. Decía Ortega: «Dadme un hecho y me postraré ante él» Y yo me postro. No opino sobre la enfermedad, no diagnostico la dolencia a partir de los síntomas, eso lo hacen otros, el INE, la OCDE y otras instituciones. Yo analizo las causas de la enfermedad -innegable- que padece España -y los españoles- en general, sin entrar en casos particulares, honrosas excepciones a la norma que merecen no sólo todos mis respetos, sino mi más sincera admiración.

    No te menciono a ti directamente, ni se me ocurriría, de hecho no he profundizado en tu mensaje, y posiblemente sea muy bueno, pero niego la mayor: son los valores del movimiento new age los causantes del debilitamiento de la cultura occidental, porque son los dominantes, y no estoy incurriendo en una falacia «Cum hoc, ergo propter hoc», porque existe el modelo contrario para contrastar, el polo opuesto, aunque en franca minoría. No, no todo es negativo, pero sí la inmensa mayoría, y sí, vamos directos al desastre, de hecho ya estamos en medio del cataclismo gracias a los antivalores difundidos por la ideología imperante: el talante por encima del talento, las emociones sobre la razón, la empatía sobre la comprensión, lo relativo sobre lo real; auténticas armas de destrucción masiva para la mente y el progreso. Unos valores relativitas que conozco perfectamente «desde dentro» como doble master en PNL, experto en Inteligencia Emocional, coacheado, master en psicología deportiva, especialista en hipnosis, etc., etc., lo que me permite afirmarlo con conocimiento de causa, no hablo «de boquilla».

    ¿Ha disminuído el absentismo laboral con la crisis? Este hecho, ante el que también me postro, me da la razón. Palo, realidad, sensatez, humildad, retorno a los valores esenciales, miedo… y ¡Zas! Se produce el milagro.

    ¿Excepciones? Dame un hecho y me postraré ante él.

  3. Pilar
    24 May 2010 a las 22:56

    La semana pasada descubrí este blog y ¡bien! ¡hay vida!, me refiero a que yo he encontrado crítica de la buena, desasosiego, creatividad, debate, información contrastada, inconformismo,etc… vamos que hay vida.

    El artículo demoledor, es un mazazo en lo alto de la cabeza.

    Pero lo comparto. Me gusta que se llame al pan pan y al vino vino.

    Comentar que no sólo «Somos un fiel reflejo del paupérrimo sistema educativo español» si no que lejos de ser conscientes y contar con ello, tenemos una adoración a los títulos que me asombra.
    Y si hablamos de los cientos de masters (o mastercillos) y posgrados que se venden y se cursan, resulta que cuando compiten con la experiencia, que es la que más sentido común nos aporta, son los primeros los que se llevan el gato al agua, que dan mucha imagen. Eso sin quitarles el mérito que tienen, ¿pero la experiencia no lo tiene?

    Menos mal que luego leemos el comentario de José Antonio Prades para calmar un poco el espíritu, comentario que también comparto. Pero alguien en un momento determinado tiene que decir las cosas sin matices y darnos dos bofetadas en la cara.

    Seguiré leyendo este blog, que me lo paso muy bien y a lo mejor aprendo tanto como en alguno de los ¿master? que se ofertan por ahí.

    Pilar

    • Santiago F. Barrero
      29 May 2010 a las 16:39

      Gracias, Pilar. Me resulta halagador que una fémina valore mis ideas. Sostengo la hipótesis de que cuando una mujer es racional es mejor que el mejor varón, así que espero que tu calidad humana esté en relación con tu valoración profesional. Si no, sería un desperdicio.

      Cierto que además de reflejo del sistema educativo lo somos del formativo cuando adultos, esa es mi lucha. Doce años de docente en secundaria y más de diez en el de la formación me han llevado a la misma conclusión que tú expones.

      José Antonio y yo tenemos amigables discrepancias, pero amigables, y sospecho que más puntos en común de los que ya conocemos.

      Saludos cordiales.

  4. Estrella
    29 May 2010 a las 9:49

    Hola, leo su artículo y casi derramo una lágrima, soy de esa generación que estudiaba en la Universidad en la rama de Recursos Humanos y todo el mundo iba con sus libros de «inteligencia Emocional» bajo el brazo, el primero que se editó yo lo leí, luego la segunda parte, yo lo leí, y a partir de ese momento las estanterías de las librerías se empezaron a llenar de toda esa «filosofía» nueva que llegaba al mundo de la empresa y que nos iba a convertir en los mejores «jefes» si los leías, faltaría más. Siempre pensé que todo eso que decían esos libros simplemente eran cosas de sentido común, ni más ni menos, no tiene que venir un tipo a decirme que debo tener en cuenta las emociones de los que me rodean en mi trabajo o en mi equipo, pero si es obvio. Yo ya tengo cuarenta años, mujer, directiva, con hijos con apenas tiempo para hacer todos esos masters, cursos…tan new age, pero sentía que si no haces un curso de esos no eres una jefa-fashion porque todos los hacían y hasta se titulaban, por fin alguien formado en todas esas ideas deslumbrantes me dice que son cantos de sirena y que todos los que las siguieron se fueron al fondo del mar, yo debo ser la rara, porque como Ulises, me até al mástil y sobreviví. Me quita un peso de encima, gracias. (Todos los conocimientos son útiles, incluso los que surgen de oportunistas porque de todos algo se aprende)

    • Santiago F. Barrero
      1 junio 2010 a las 0:31

      Hola, Estrella. Por favor, tutéame y permíteme la misma licencia contigo. Es curioso ¿verdad? El mejor libro que conozco para un empresario son las «Fundaciones» de Santa Teresa de Jesús. Si organizase un curso y escribiera un libro a propósito más de dos me tacharían de meapilas, retrógrado, carca, facha y vaya usté a saber qué otras lindezas más. Sin embargo Goleman no sólo no suscitó rechazo alguno, sino que ni siquiera cosechó críticas, y así, acríticamente, fue aceptado en masa. ¿Masa, habré dicho «masa»? En el fondo, aceptar el dogma tiene mucho que ver con la sensación propia de incapacidad de alcanzar sus sueños, y se busca una estrategia-atajo para ver si así. Pero no, así sólo se va al desastre.

      Como bien dices, es obvio que todos tenemos en cuenta las emociones de los demás, sólo que las personas excepcionales no son empáticas, al contrario, observan y comprenden las de los demás, pero como no son sus papás no actúan con paternalismos, tratan a los demás como adultos que se supone que son. El problema surge cuando un adulto cree estar relacionándose con adultos y se da cuenta de que le piden que les ayude a echar los eructitos. Mire usté, oiga, esto no es la guardería.

      No pretendo despreciar tu inteligencia sino todo lo contrario, pero vistos los datos que aportas, quizá un elemento importante que te salvó de irte al fondo es el realismo al que te obliga tu abultada agenda. ¿No? Directiva, madre y esposa responsable sin tiempo para nuevas eras.

      Saludos cordiales y gracias por tu visita

  5. Estrella
    1 junio 2010 a las 16:03

    Hola, Santiago, me gusta leerte porque das tu opinión sobre temas en los que estás formado e informado, ese tono irónico y ácido que le das a tus artículos son parte del encanto de los mismos, obviamente puedo estar de acuerdo con lo que escribes o no. Eres como el Reverte, en su Patente de Corso, pero de los Recursos Humanos, siempre vas más allá en la opinión, por eso intenta tu «Libro de las Fundaciones». Y por último decirte que en toda la literatura al igual que en los cursos que se imparten sobre estos temas hay que saber distinguir lo bueno de los oportunistas.
    Un saludo cordial,

  6. Santiago F. Barrero
    2 junio 2010 a las 11:35

    Gracias, Estrella, la verdad es que me halaga la comparación, Reverte es un crack, y su última aportación «Caperucita y el lobo machista» es genial, en el fondo y en la forma. Tienes razón, hay cosas buenas, el caso es dar con ellas, como las meigas, acepto recomendaciones. Espero que los siguientes post te resulten también agradables de leer.

    Un abrazo

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